Un día de
Halloween
por la
noche salió un tren
misterioso
de la estación del Norte,
donde siempre había vampiros comiendo chocolate.
Fuimos
mis amigos y yo allí, y le preguntó
un
vampiro a mi amigo que si tenía miedo. El contestó:
-¿Miedo yo?
-No.
Entonces
le pusieron una trampa a mi amigo,
el
vampiro le convirtió en un higo
y la
bruja Pelusa se lo iba a comer.
Entonces
le hicimos un trato y le dimos de beber,
Luego le
entraron gases,
¡explotó!. Y con flases
hicimos
un puente para
que
pasara mi amigo al otro lado
donde estábamos
nosotros
contentísimos
de que
escapara y nos fuimos del lugar
corriendo
pero sin parar.
Paula Bujalance
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